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Diario de un gato callejero: octubre 2006
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. El recreo: la venganza de los números. Hola Soy 18. Con mis años recién cumplidos, acabo de asumir mi nueva identidad, y francamente, me da miedo. Ya no soy el número primo que era, y puede que tenga problemas, de ahora en adelante, cuando juegue con la niña bonita, mi querida 15. A fin de año no me apañaré con las campanadas, porque ese día, el protagonista seguirá siendo 12, y yo iré perdiendo la razón, hasta el infinito. Recojo a mi chica...
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Diario de un gato callejero: junio 2007
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. El paso del tiempo (tengo prisa, tengo prisa). Publicado a las 10:57 p. m. Foto: sótano de La Taverne de l'Arbre Sec, un bar con buena música. Después tiró su vieja máquina de escribir, tomando la firme decisión de no volver a contar más historias. Desde entonces, vivió como un adulto, es decir: dejó de vivir, limitándose a existir en medio del absurdo mundo que odiaba, y del que un día, creyó que podría escapar, con Ella. Ver todo mi perfil.
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Diario de un gato callejero: mayo 2007
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. Cuando mi casa quedaba en silencio y la oscuridad de mi habitación me impedía dormir, venía a visitarme un personajito al que decidí llamar luciernaguita. Luciernaguita no está, al menos no siento su presencia. No sé si el problema está en mis sentidos, porque no consigo ver su brillo suave en la oscuridad, porque no oigo bien su aleteo reconfortante, o porque simplemente, ha decidido no volver. Publicado a las 9:21 p. m. Ver todo mi perfil.
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Diario de un gato callejero: enero 2007
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. Porque los domingos, las campanadas de la Catedral se diluyen entre acordes de jazz, ofreciendo imágenes como ésta. Porque puedes comprar pan recién hecho todo el día. Porque los escaparates tienen un pegamento que hace que no puedas separarte de ellos. Porque por el río navegan barquitos. Por el sabor de los Pains au Chocolat (mmmmmmhhhh). Porque cada puente tiene su propia personalidad y en cada uno de ellos. Publicado a las 1:11 p. m.
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Diario de un gato callejero: diciembre 2006
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. Pluf, la piedra que no sabía nadar. No hizo mucho ruido al entrar en contacto con el agua, pero la humedad y el frío despertaron sus sentidos dormidos de piedra. Eh! No sé nadar y me estoy ahogando. Socorro! Voy a llamarla Pluf en homenaje a una onomatopeya inventada para ella. Ni que decir tiene que nadie oyó la voz de la pequeña Pluf, mientras bajaba contoneando levemente su cuerpecito redondo hasta alcanzar el fondo del río. Pronto el dib...
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Diario de un gato callejero: febrero 2007
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. Foto: El extremo de l'Ile Saint Louis es uno de los lugares donde me pierdo muchas mañanas. Al fondo, están las escaleras del texto anterior. Mientras su cuerpo desaparecía en las aguas turbias, el gato se refugió junto a una farola. La luz está apagada, y desde aquí se oye el silencio. Es hora de dormir. Publicado a las 5:59 a. m. Por qué bajar escaleras, arriesgarte a una muerte casi segura, para volver a subir? Apareció Comodín, bostezando.
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Diario de un gato callejero: noviembre 2006
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. Publicado a las 1:32 p. m. No me mires, cuando te diga adiós. No contestes, no hables. Deja que la despedida abra la puerta del silencio eterno. No me recuerdes cuando haya transcurrido el tiempo. Que la arena y el polvo cubran las hojas escritas, y que las palabras se conviertan rápido en un mal sueño. Mañana despertarás entre la resaca de tu soledad, y el delirio de mi ausencia. Sonreirás, celebrando tu suerte, pero el frío. Ella, elle la.
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Diario de un gato callejero: septiembre 2006
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Diario de un gato callejero. Le journal d'un chat de gouttière. El barquito de papel. Arranqué las últimas hojas de mi mejor cuaderno, y me puse a fabricar con ellas un enorme barquito de papel. Mira, he construido un barquito de papel. Has visto qué grande es? Para qué, si no hay mar? Ya, pero había pensado que a lo mejor con él, podría salir en busca de tesoros para ti. Sí perdona, me están llamando. Luego hablamos. Tesoros para ti.). Con ese barquito no vas a llegar ni al peñasco aquel, el de allí!
