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Confidencias en el Café Malby: Libro de visitas
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Confidencias en el Café Malby. Niño a bordo hace más de veinte años. Busca globo perdido hace mas de quinientos. La marihuana en breves dosis. Ayuda a la circulación de los espacios. Nació a la edad de Cristo, mira tú. Yo apenas pude nacer a medias. Y a la edad de nadie. Se solicita trueque de pintura para el baño por gatitos manchados. En el mejor de los casos. Gatitos negros con gusto a vino. El armario de Teillier se abre con muchachitas melancólicas. Ellas sacan sus libretitas. Sábado a la medianoche.
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Confidencias en el Café Malby: Ruletero ciego *
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Confidencias en el Café Malby. Quisieras ya la momentaneidad de esta hora. La lucha de palabras que se colgaron de un muro. Golpeado de luz interminable. Tu, nacido sin remordimiento a altas horas de la madrugada. Quisieras ya permanecer cerca de la noche. Vecino del gran juego amordazado. Esta noche de paso que te figura hacia dentro. Creciendo como una calle llena de aforismos. En un piano que no ha relucido aún todo su silencio. Y vienes con la chaqueta manchada de siestas. Y se gana la vida recordando.
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Confidencias en el Café Malby: Tres de la tarde
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Confidencias en el Café Malby. Tres de la tarde. El tributo singular que no hemos de dar aún duerme. En propinas escritas en servilletas semi-elegantes. Ajusticiadas ya las cobardes monedas despojadas de todo rostro. En esta hora lenta que infla sus brazos exentos de culpa. Estamos a punto de caer en la trampa. Casi atrapados por el perseverante sonido del ventilador. Muy temprano o muy tarde. Para conmoverse con la música de Miles Davis. Está la mesa con su contorno inocente pero herido.
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Confidencias en el Café Malby: Despertación (y) lógica
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Confidencias en el Café Malby. No estábamos sentados allí realmente. Y el verso era una llave que habíamos perdido. Era como habitar el set de un cuento de Cortázar. Y se oía un lied de Brahms en el aire. Parecíamos extraños puestos sin azar en el mundo. En la pequeña conciencia del peligro. Entre palabras hechas de palabras. Bocas hechas de bocas. Y noches que eran de alguien que nos quitaba el sueño. Puede ser que pase el invierno. Con sus temblores victorianos dentro del abrigo. A pesar de la carne.
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Confidencias en el Café Malby: Passacaglia
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Confidencias en el Café Malby. Variaciones sobre un tema de Teillier. Tu que temblabas sobre el papel en blanco. El resultado audible compone toda independencia negada. Colores mixtos que componen paisajes aleatorios. Dispuestos de forma escalística sobre una tela abierta en el índice. La primera audición no ofrece salidas contemplativas del sujeto. El espacio acaba con el azul con proyecciones al verde. Formado de notas a pie de página negando toda relación anterior. Anonyme a dit…. Quiero ser una letra.
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Confidencias en el Café Malby: Locos de autorretrato
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Confidencias en el Café Malby. No se trata de hacer autorretratos con los ojos cerrados. Nada de laberintos cristalizados y diagnósticos astrales. Tampoco la flor que se busca cada mañana de invierno. Cerca de un mal llamado río. Que más que río es lágrima de estación turbia. Y no germina más que ropas húmedas al viento. Hay locos sabidos locos y hay locos perdidos. Los primeros se cambian poco o nada los minutos que olvidaron. Y aún mantienen deudas con un estado inexistente. Anonyme a dit…. Es cierto, ...
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Confidencias en el Café Malby: Tregua
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Confidencias en el Café Malby. Esta mañana el café ha quedado vacío. El pan servido y estancado de humo no recibe a nadie. Pero la ventana ya no imagina que otra vez ha regresado. Y el cielo se queda abierto ahí afuera. No corre el tiempo en los mismos lugares. Y pareciera ser que aquí se ha tomado un receso para dormir. Seguramente anoche anduvo felizmente ebrio. Vacío y sin guantes a pesar del frío. Paseándose por el puerto con la cajetilla de 10. De tantos años riendo. Vértigo que siente un círculo.
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Confidencias en el Café Malby: Antebalada del ascensor
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Confidencias en el Café Malby. Frío tibio que nace desde adentro hacia más allá de la tarde. Es olvido una huella que deja una mujer que no ha de volver. El grabado de una noche inmoral en un subterráneo húmedo. O la mirada llena de niños profundamente deshabitados. Ante cualquier error no bastaría con esto. Ante cualquier error por circunstancial que sea. Esto no sería suficiente. Vuelan los poemas del viejo del ascensor aquí en el Malby. Vuelan los olvidos y el llanto de éste viejo octogenario.
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Confidencias en el Café Malby: Ella
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Confidencias en el Café Malby. Ella se desabotona el abrigo negro. Y entra con toda la pompa en el Malby. No distingue entre el piano y el cigarro que no fumó. Toma un libro en susurro. Aún no nos dirigías la palabra. Se arrodillaron los silencios. Muchos pero ya ninguno. Se clasifican editores de izquierda. Y se me quedó todo como esperando en sus brazos. Estábamos subidos es verdad. Yo quería sus manos ilícitamente. Y nueve besos antes del mediodía. Se ha sacado el abrigo y algo más. 21 mai 2007 à 08:10.
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Confidencias en el Café Malby: Ultimito
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Confidencias en el Café Malby. Some of these days. You'll miss me honey. Las tres, las tres, siempre es demasiado tarde o demasiado temprano para lo que uno quiere hacer, momento absurdo de la tarde, hoy es intolerable". Entonces me dio la nausea: me dejé caer en el asiento, ni siquiera sabía donde estaba: veia girar lentamente los colores a mi alrededor; tenía ganas de vomitar. Y desde entonces la nausea no me ha abandonado, me posee". Que ganará con ello? Me sucede que yo soy y que estoy aquí: soy yo.
